Hasta ahora, una batería húmeda con zinc y bromo solo era un candidato potencial en el papel para almacenar energía renovable y liberarla a la red eléctrica solo cuando fuera necesario.

La diferencia de potencial teórica es de 1,83 voltios. El electrolito a base de agua garantiza que la construcción no sea inflamable. Además, la construcción sencilla de las células y el uso de materiales fácilmente disponibles permiten costes de producción bajos.

El problema: el valor de pH extremadamente bajo en el electrodo de zinc hace que el sistema sea vulnerable. Puede escapar hidrógeno, lo que finalmente provoca la destrucción del separador. Esto se debe a la formación de hidróxido de zinc, que cierra los poros.

Esto limita gravemente la vida útil de un acumulador de este tipo, ya que se descarga solo al poco tiempo. Hasta ahora no había sido posible sustituir los electrodos de grafito porosos, que son extremadamente resistentes a los ácidos, por un material adecuado.

Esto se ha logrado ahora en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Gwangju, Corea. Un fieltro de grafito cargado de nitrógeno, mesoporoso y recubierto de carbono (abreviado NMC/GF) tiene propiedades completamente nuevas.

Otra novedad es el proceso de fabricación mediante calentamiento y enfriamiento bajo atmósfera de argón. Los tamaños de poro se encuentran en el rango nanométrico bajo. Esto impide el intercambio con el medio ambiente, que al mismo tiempo bloquea los procesos químicos destructivos en su interior.

El resultado es una celda de bromuro de zinc cuyo rendimiento ha caído al 96 por ciento después de 10.000 ciclos. La eficiencia energética, es decir, la diferencia entre cargar y descargar energía, cae paralelamente del 80 a un todavía sólido 76 por ciento.

Suponiendo el uso típico de una batería de este tipo de un ciclo por día, esto daría como resultado una vida útil de alrededor de 27 años. No es un mal resultado para un tipo de batería que antes no era confiable.