En la actualidad, los casi 280 millones de habitantes de Indonesia necesitan sólo 1.100 kilovatios hora de corriente per cápita. Esto es de cinco a diez veces menos que en la UE o los países de América del Norte.

Se espera que la población crezca a 320 millones para 2050 y que el consumo de energía aumente a 3.000 kilovatios hora en el mejor de los casos, pero más probablemente a 6.000 o incluso 10.000 kilovatios hora. Esto tiene en cuenta la expansión de la producción industrial y el cambio de combustibles fósiles a sistemas eléctricos.

Según un estudio de la Universidad Nacional de Australia, esta multiplicación de la demanda eléctrica representa una gran oportunidad de transformación. En primer lugar, no sería necesario desmantelar ningún motor de combustión, central eléctrica alimentada por gas o sistema de calefacción alimentado por petróleo. Lo único que hay que hacer es no comprar ninguno nuevo. La vida útil típica de unos 20 años se encarga del resto.

Gracias a la geografía

Debido a su ubicación ecuatorial, hay comparativamente poco viento en Indonesia. Por otro lado, el sol brilla casi todo el tiempo (una media de 8 horas al día) y, a menudo, con un ángulo de incidencia pronunciado. Esto se traduce, por ejemplo, en un rendimiento mucho mayor de los módulos solares que en Europa, Australia o América del Norte.

En este país densamente poblado tampoco falta espacio para las células solares necesarias. Para un suministro energético completo con energía fotovoltaica se estiman 60 metros cuadrados por persona o un total de 20.000 kilómetros cuadrados.

Sin embargo, si se toman las áreas de agua con poco viento de Indonesia con olas de menos de 6 metros juntas, el resultado es un área mucho más grande. Esto podría generar 500.000 teravatios hora de electricidad al año, 15 veces la producción mundial de electricidad.

Esto deja la necesidad de opciones de almacenamiento, para las cuales no se utilizarán baterías en absoluto. En cambio, se pueden utilizar casi en su totalidad plantas de almacenamiento por bombeo.

Aquí también la geografía juega un papel decisivo. Además de la disponibilidad casi ilimitada de agua, también existe un acceso casi ilimitado a montañas escarpadas. Las diferencias de altitud de 1.000 metros (3.000 pies) prometen la máxima eficiencia y, dependiendo de su tamaño, una sola instalación de almacenamiento con 300 gigavatios hora podría abastecer a todo el país durante unas horas.

Los costos de la conversión ya han sido estimados. En este sistema, se tendrían que pagar entre 70 y 95 euros (entre 75 y 102 dólares) por megavatio hora. Un vistazo rápido a la bolsa de electricidad de Leipzig muestra que esto corresponde al precio de la electricidad europeo.

Sin embargo, según las previsiones, los combustibles fósiles aún no están completamente eliminados. Al fin y al cabo, todavía queda por generar el 1 por ciento de la electricidad a partir de modernas turbinas de gas, que se encienden cuando es necesario.